Reunirse en equipo es EL PRINCIPIO
Mantenerse en equipo es EL PROGRESO
Trabajar en equipo asegura EL ÉXITO.
(Henry Ford)
Leo el periódico y veo una noticia recurrente y que sorprende, sorprende, sí, sorprende ver como estructuras políticas que nacen con ilusión, unión y fuerza se desmoronan en el ejercicio de su propia gestión interna ante la dificultad para asimilar el contraste entre la realidad y su proyecto.
Actualmente hemos sido testigos de cómo un partido político de reciente aparición ha perdido la cohesión con luchas intestinas e individualismos más fuertes que el propio equipo que crearon.
Qué ha pasado para que un movimiento que tenía la fuerza de la novedad, una aparente convicción en sus posibilidades y la ilusión en su persistencia se tambalee tan pronto?.
Pues lo que ha pasado no es más que el proceso de cambio que cualquier equipo u organización atraviesa en 4 fases.
Fases por las que pasa cualquier formación, empresarial o política
La primera es la de Formación, le sigue la de Conflicto, Normativa y por último la de Rendimiento.
Formación
En la fase de formación, los miembros empiezan a trabajar como grupo, se origina el sentimiento hacia la agrupación y existe una cierta incertidumbre y ansiedad. Los componentes tienen grandes dosis de cortesía, amabilidad y el nivel de implicación es fuerte.
Conflicto
Luego llega la etapa del conflicto, la que nos ocupa, la más explosiva, donde se generan subgrupos y se pone en tela de juicio la autoridad del líder. Las personas polarizan sus opiniones y discuten, compiten, colocándose a la defensiva y abriendo debates que cuartean la afinidad del objetivo común.
En este período la atmósfera es tensa y los miembros del grupo sienten el dolor del cambio. ¿Qué pasa? ¿Qué nos ha pasado?. En este ciclo la influencia del líder es crucial, tiene que actuar como catalizador de las emociones. Es el que tiene que ayudar a mantener la cohesión del equipo.
Normativa
Y después de esta tormenta y para alegría de los que salen ilesos de ella, el enfrentamiento se supera y los miembros que no han resultado excluidos en el conflicto se reagrupan y confían –o al menos aceptan- en el nuevo método. Los individuos se aceptan y reconocen el valor añadido de las aportaciones individuales. No hay miedo a la singularidad, se desarrollan normas y patrones de conducta internas y se crea un espíritu común con metas compartidas.
Rendimiento
Al final de esta etapa el grupo logra trabajar como un equipo, es flexible y reorganiza su estructura en función de tareas u obstáculos y el compromiso con los objetivos compartidos es muy alto. Hay deseo de pertenencia al equipo y los eventuales éxitos se celebran como jalones colectivos. En el caso de la política, el éxito se llama poder y el poder actúa como argamasa ante nuevas tentaciones de división, aunque también genera a menudo nuevos conflictos por las condiciones de su reparto, la decepción de expectativas, etc.
Soluciones para superar conflictos en partidos políticos
Dejamos aparte los métodos y problemas de resolución del conflicto, que serán objeto de otro post: la frecuente eyección de los miembros que salen perdedores del enfrentamiento o sus posibilidades de continuar en el grupo con un rol minoritario, etc. Cuestiones todas ellas que he visto nítidas en la crisis que comento.
Ya vemos que todas las estructuras ejecutivas o políticas atraviesan de manera sistemática por todas estas fases. La duración de las mismas varía pero nada es extraño, todo es habitual. Los sistemas son organismos vivos que cambian, es necesario entender en qué etapa nos encontramos, entenderla y gestionarla, eso sí, con la máxima madurez porque como decía aquel proverbio africano, “si quieres llegar rápido camina solo; si quieres llegar lejos camina en equipo”. Tú decides.
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